(Foto: Tamara de la Fuente)
Cuento
Cuando Rosa era pequeña no le gustaban las coronas de princesa ni los vestidos de nido de abeja. Observaba el mundo pensativa y solo quería que la dejaran tranquila.
Por las mañanas, su madre le preparaba el desayuno y luego le daba un empujoncito en la puerta para que se fuera al colegio. Ella caminaba por las calles arrastrando los pies y cuando llegaba a su clase, la recorría hasta el fondo para sentarse en el rincón más apartado. A veces tenía suerte y la profesora no se fijaba en ella. Entonces se podía quedar ensimismada observando los objetos que tenía alrededor porque siempre descubría que encerraban algo extraordinario: en la madera del pupitre había un remolino con peces atrapados, o por el cristal de la ventana desfilaba un ejército de gotas serias. Sigue leyendo «Rosa, la niña que no quería ser princesa (y ahora hace joyas dignas de reinas)»